La designación de ciertos elementos del paisaje como sagrados, por lo general, ha provocado escepticismo y hostilidad por parte de los no indígenas en los Estados Unidos y Canadá. Hace diez años, el presidente Bill Clinton firmó una Orden Ejecutiva reconociendo los sitios utilizados en el contexto de las prácticas religiosas tradicionales. En Canadá, así como en Australia y Nueva Zelanda, el carácter sagrado de las ciudades ha sido un factor importante en la resolución de reclamos de tierras y controversias sobre la gestión de tierras. A pesar de tal reconocimiento gubernamental del principio de lugares sagrados, este reconocimiento, sin embargo, ha estado sujeto a recortes judiciales en todos estos países.

Inglés.