La elección de un presidente aymara en Bolivia no es necesariamente un signo de cambio social, sino un momento de cristalización del aymarocentrismo boliviano, La prestigiosa figura del aymara se halla a medio camino entre las ruinas de un pasado prestigioso y la sede de gobierno. Es una identidad regional con pretensiones nacionales. El argumento de la reivindicación étnica no es un discurso de oprimidos, sino de intelectuales cuyo imaginario se ha construido por etapas. Desde fines del siglo XIX los científicos se interesaban por el estereotipo etnográfico del aymara. A mediados del siglo XX, los nacionalistas usan una figura del aymara para construir una retórica de la bolivianidad. A mediados de los 70, se denuncia esta instrumentalización Boliviana de lo aymara y surgen los primeros intelectuales sugiriendo una aymarización de lo boliviano. Primeros ciertamente, pero finalmente tributarios de un mismo nacionalismo boliviano aymarocentrista que no conoció rupturas.