Para los turistas de la música balcánica estadounidense, es desilusionante reconciliar la aldea balcánica (una fuente de fascinación imaginada durante mucho tiempo) con la urbanidad que encuentran en Bulgaria. El festival Koprivshtitsa, sin embargo, ofrece a los visitantes imágenes del "folk". Basado en el trabajo de campo y las encuestas realizadas con turistas, el artículo examina las diversas expectativas que los asistentes al festival tienen para Koprivshtitsa como aldea atemporal, centro cultural y ciudad contemporánea, y pide una consideración etnomusicológica de la naturaleza y el papel de la fascinación dentro del turismo musical. Concluye relacionando la "ceguera significativa" (parte integral de la fascinación de estos turistas) con sus imaginaciones, argumentando que el encuentro sónico in situ trae la fascinación no al final, sino a una etapa más consciente de la relación sujeto-objeto, a través de el testimonio recíproco de Sí Mismo y de los Otros.