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Artículo dentro del Seminario I: Arqueología y Arte Rupestre.

incl. ref.

La producción del conocimiento sobre el pasado, en Bolivia y en particular Tiwanaku, desde la academia y otras instituciones oficiales, tanto nacionales como internacionales, excluyó/silenció varias voces locales en la construcción de los saberes arqueológicos explotando su materia prima cultural. Los ejemplos evidentes de está explotación a través de un escenario complejo entre varios actores involucrados son la relación extractiva de datos, el mantenimiento del campo de enunciación de la arqueología, la separación de las narrativas arqueológicas de su contexto de producción y la univocalidad de las interpretaciones arqueológicas. Es por ello que pretendemos analizar, de manera breve, la producción del conocimiento arqueológico de Tiwanaku, valiéndonos de la noción básica de economía política para evidenciar las relaciones de producción del conocimiento. Además, retomamos la idea de arqueología como producto cultural para entender el conocimiento producido. Reconocemos que las relaciones en la producción del conocimiento arqueológico no son horizontales, más bien son encubiertas por sutiles estrategias neo-coloniales para mantener el orden de dominación, explotación y alienación sobre los obreros y no-obreros, y su materia prima cultural, por ello nos preguntamos ¿Cuánta arqueología (de esa clase) es suficiente? Al final delineamos una conclusión a proyectarse: que la construcción del conocimiento arqueológico debe darse en un ámbito de democracia radical, donde los afectados re-estructuren los problemas internos entre académicos locales y comunidades locales y excluya las voces del poder dominante, para construir historias insubordinadas ante el capital extranjero y el colonialismo interno.

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