La bandera de la conquista
Tipo de material: ArtículoIdioma: Español Series El Antoniano ; no.124Detalles de publicación: Cusco - Pe: Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, 2013Descripción: p.90-95ISSN: 2223-3067Tema(s): | CONQUISTA | BATALLA DE AYACUCHO | IDEOLOGIA | ESPAÑOLES | EMBLEMAS DE GUERRA En: El AntonianoResumen: Después que el conquistador don Francisco Pizarro traiciono al último inca y, cobro rescate fabuloso, lo mando a ejecutar a Cajamarca, se encamino a la Capital del imperio, al Cuzco legendario donde pensaba recoger otro botín, saqueando templos, palacios y tumbas; cumpliendo así el signo fatal de su empresa: oro y sangre, muerte y desolación. Desde entonces la bandera de Pizarro quedó en el Cuzco, y cabeza de estos reinos del Piru. Y en 1824, en el glorioso campo de Ayacucho, el Mariscal Sucre recibía rendidas espadas del Virrey la Serna y de catorce generales españoles, "los ayacuchos", con ellas los títulos eternos de la emancipación del Nuevo Mundo. Las autoridades españolas pusieron a disposición cuanto tenían y entre todo, el gonfalón de Pizarro, la bandera de la conquista que al fin debía salir del templo del Sol.Existencias: 1Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Signatura | Info Vol | Copia número | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Publicaciones Periodicas Extranjeras | Museo Nacional de Etnografía y Folklore Centro de procesamiento | REV | E /ANTO /T.23(124) /Nov /2013 | no.124 | 1 | Disponible | HEMREV028650 |
Después que el conquistador don Francisco Pizarro traiciono al último inca y, cobro rescate fabuloso, lo mando a ejecutar a Cajamarca, se encamino a la Capital del imperio, al Cuzco legendario donde pensaba recoger otro botín, saqueando templos, palacios y tumbas; cumpliendo así el signo fatal de su empresa: oro y sangre, muerte y desolación. Desde entonces la bandera de Pizarro quedó en el Cuzco, y cabeza de estos reinos del Piru. Y en 1824, en el glorioso campo de Ayacucho, el Mariscal Sucre recibía rendidas espadas del Virrey la Serna y de catorce generales españoles, "los ayacuchos", con ellas los títulos eternos de la emancipación del Nuevo Mundo. Las autoridades españolas pusieron a disposición cuanto tenían y entre todo, el gonfalón de Pizarro, la bandera de la conquista que al fin debía salir del templo del Sol.
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