Contiene: El tema de los pishtacos es muy antiguo en el mundo andino, en toda la sierra del Perú, se conoce a aquel personaje que mata a caminantes solitarios para extraerles la grasa. Sus orígenes se remontan probablemente a la figura del verdugo del periodo prehispánico, pero es con la dominación española que apareció la imágen de los pishtacos como ha llegado, con pocas modificaciones hasta nuestros dias. Es un personaje vinculado al poder de los terratenientes y de los curas, enviado por gente de la ciudad en versiones recientes, por el mismo gobierno y que muchas veces aparece como gringo, Según las épocas y circunstancias, varía el uso que hace de la grasa (sirve para hacer remedios o campanas, para lubricar máquinas sofisticadas o, últimamente, para pagar la deuda externa), lo cierto es que el pishtacos representa siempre el poder externo, que domina por la fuerza y extrae de los hombres andinos lo más preciado que tienen, su energía vital. La creencia en los pishtacos demuestra el profundo temor existente ante el grupo social que supuestamente los envía para sacrificar cruelmente a gente inocente. Se manifiesta así una desconfianza radical frente al mundo exterior, que es hoy el mundo del blanco, el mundo dominante que agrede y del que hay que protegerse replegándose en lo suyo. Los pishtacos sacaban la grasa, símbolo de la energía vital en una sociedad agraria donde las posibilidades de sobrevivencia radicaban esencialmente en la capacidad de trabajo. Los sacaojos aparecidos hace poco el Lima agreden de modo similar a los niños, extrayéndoles lo más preciado, el símbolo del conocimiento, de la apropiación de lo occidental y de la modernidad, que constituye la esperanza de los padres para el futuro. Como síntoma, la creencia en los sacaojos nos permite detectar la tremenda urgencia de resolver en el Perú el antiguo problema de la brecha cultural entre grupos étnicos diversos.

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