Con frecuencia se nos presentan falsificaciones, invenciones o absurdas explicaciones sobre importantes realidades o sobre evidencia que son ignoradas o puestas a un lado. Y cuando se trata de nuestro pasado más remoto, las deformaciones son muy abundantes y frecuentes. Tal el caso de Tiwanaku, con mucha frecuencia cercado de absurdas suposiciones que sustituyen a las evidencias de carácter científico. Es verdad que sus origenes, hace unos tres mil años y algunas de sus extraordinarias realizaciones en sus diferentes etapas, han planteado imporatntes interrogantes dificiles de resolver, algunas de las cualeslas investigaciones arqueológicas y el avance de los recursos científicos han ido despejando y posiblemente lo seguirán haciendo.