San Alberto, Santo Tomás y San Buenaventura.
Idioma: Español Series Colección Austral ; , n. 965Detalles de publicación: Buenos Aires - AR Espasa Calpe 1950Descripción: 245 pTema(s): FILOSOFIA MEDIEVAL | ESCOLASTICISMO | EDAD MEDIA - FILOSOFIA | ESPACIO Y TIEMPO | FILOSOFIA | FILOSOFIAClasificación CDD: 189 Resumen: Contiene: El libro es una excelente traducción debido al escritor y crítico español Manuel Granell, quien ha escrito también el prólogo Rousselot, que está considerado como uno de los precursores de la moderna tendencia revisionista del medioevo, escudriñó con amplia penetración y generosidad en esa época oscura - hierro y espíritu que sirvió como fondo temporal a las figuras inmortales de estos tres santos de los que el primero Alberto nacido en las postrimerias del siglo XII, mereció el nombre de Magno por la diversidad de su genio: teólogo, dialecto, metafísico, naturalista y mágico, que era como se llamaba en su tiempo a los que investigaban los misterios de la alquimia, el secreto de la vida. Entre sus discípulos hubo uno el absorto Tomás de Aquino, de noble familia italiana, que le sobrepasó y llegó a ser, como dice Rousselot, "El más imponente de todo su siglo", señalandosele asimismo por su pureza vocacional como "El ángel de la escuela". Cierra esta magnifica trilogía San Buenaventura por quien, hallándose en peligro de muerte a la edad de cuatro años, había rogado San Francisco, exclamando al verle a salvo: "Oh, buenaventura", adoptando para siempre ese nombre ese gran Santo cuya vida está en su filosofía y su filosofía en su moral.Existencias: 1Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Signatura | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Libros | Museo Nacional de Etnografía y Folklore | Monografía | E/189/R865s | Disponible | BIBMON012222 |
Contiene: El libro es una excelente traducción debido al escritor y crítico español Manuel Granell, quien ha escrito también el prólogo Rousselot, que está considerado como uno de los precursores de la moderna tendencia revisionista del medioevo, escudriñó con amplia penetración y generosidad en esa época oscura - hierro y espíritu que sirvió como fondo temporal a las figuras inmortales de estos tres santos de los que el primero Alberto nacido en las postrimerias del siglo XII, mereció el nombre de Magno por la diversidad de su genio: teólogo, dialecto, metafísico, naturalista y mágico, que era como se llamaba en su tiempo a los que investigaban los misterios de la alquimia, el secreto de la vida. Entre sus discípulos hubo uno el absorto Tomás de Aquino, de noble familia italiana, que le sobrepasó y llegó a ser, como dice Rousselot, "El más imponente de todo su siglo", señalandosele asimismo por su pureza vocacional como "El ángel de la escuela". Cierra esta magnifica trilogía San Buenaventura por quien, hallándose en peligro de muerte a la edad de cuatro años, había rogado San Francisco, exclamando al verle a salvo: "Oh, buenaventura", adoptando para siempre ese nombre ese gran Santo cuya vida está en su filosofía y su filosofía en su moral.
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