A principios de la década de 1990, dos académicos declararon que Japón era un "donante de importancia" en un momento en que se estaba convirtiendo en el donante y bilateral más grande del mundo. En los últimos veinte años, Japón ha experimentado las limitaciones de la asistencia para el desarrollo, como herramienta tanto de desarrollo como de política exterior, y como política pública vulnerable a las restricciones fiscales. A partir de esta redacción, el volumen neto de AOD de Japón ha caído al quinto lugar en el CAD, y los presupuestos de ayuda ahora están más o menos por debajo de lo que eran durante su pico a fines de la década de 1990. La ayuda exterior como proporción del ingreso nacional bruto es más o menos lo que era a mediados de la década de 1970, una época en la que Japón estaba emergiendo como un importante donante de ayuda.